sábado, 6 de diciembre de 2014

Rel1 B4 Los Sacramentos: La Unción de los Enfermos

La Unción de los Enfermos es un sacramento muy consolador cuando uno se ve atacado por la enfermedad y la vejez.

La materia empleada en este sacramento es el óleo de los enfermos, que se bendice con la siguiente formulación:
Enriquece con tu bendición + este óleo, para que cuantos sean ungidos con él sientan en el cuerpo y en el alma tu divina protección y experimenten alivio en sus enfermedades y dolores.
Que por tu acción, Señor, este aceite sea para nosotros óleo santo, en nombre de Jesucristo, nuestro Señor.
La Unción de los Enfermos expresa curación y consuelo. 

En la pastoral de la Iglesia, la Unción de los Enfermos, es uno de los sacramentos de sanación junto al de la Penitencia aunque, demasiado a menudo, resulta desconocido a una gran parte de los fieles. El nombre mismo del sacramento ya nos señala sus destinatarios, los "enfermos". A ellos viene el Señor con su gracia y la fuerza del Espíritu Santo. Por eso es importante vivirlo bien cuando llega la hora, y saber acompañar y preparar a los enfermos para gozar del consuelo y fortaleza de este sacramento.

«Aquellos que están gravemente enfermos sienten profundamente la necesidad de la ayuda de Cristo y de la Iglesia. Además, del dolor físico y la debilidad, la enfermedad trae consigo grandes ansias y miedos. [...] La Unción de los enfermos responde a estas necesidades específicas, porque es un sacramento de Fe, un sacramento para toda la persona: cuerpo y alma» (San Juan Pablo II, Wellington, Nueva Zelanda, 1986)


Con la Unción de los Enfermos, el Señor busca salvar y ayudar a toda la persona, en su cuerpo y en su espíritu, ya que el dolor y la enfermedad va más allá de lo corporal y físico; realmente golpea profundamente el alma.

«Por esta Santa Unción y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo. Para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte ne la enfermedad» (del Ritual de la Unción de Enfermos).

«Reconocemos que la Unción de los Enfermos se comprende en beneficio de toda la persona. Lo hallamos demostrado en los textos litúrgicos de la celebración sacramental: "cuantos sean ungidos con él sientan en cuerpo y alma tu divina protección y experimenten alivio en sus enfermedades y dolores. Que por tu acción, Señor, este aceite sea para nosotros óleo santo". La unción es fuente de fuerza tanto para el alma como para el cuerpo. La oración de la Iglesia pide que el pecado y las consecuencias del pecado sean canceladas. Invoca también la recuperación de la salud, pero siempre con el fin de que la salud del cuerpo lleve a una unión más profunda con Dios a través del acrecentamiento de la gracia» (Juan Pablo II, Southwark, Inglaterra, 1982).

Con este sacramento de la Unción, la Iglesia continúa las acciones salvíficas y curativas de su Señor, que en su vida terrena pasó haciendo el bien, liberando a los oprimidos por el diablo (Hch 10,38) y curando a muchos de sus dolencias y enfermedades. 

«Por medio de este sacramento especial, la Iglesia continúa el ministerio de Jesús del cuidado de los enfermos. Así la liturgia de la Unción de los Enfermos que celebramos continúa fielmente el ejemplo de nuestro amado Salvador» (San Juan Pablo II, Wellington, Nueva Zelanda, 1986).

  • Actividad: A partir de la explicación hacer una Rutina de Pensamiento C.S.I. (Color-Símbolo-Imagen), sobre el Sacramento de la Unción de Enfermos. Después se hará una puesta en común.

Es decir, Cristo mismo por medio de su Iglesia, viene al enfermo para salvarlo, aliviarlo, sostenerlo, y comunicarle su Espíritu Santo porque los sacramentos, lejos de ser puras ceremonias, son, ante todo, actuaciones salvíficas de Jesucristo.

La Iglesia, por medio de sus obispos y sacerdotes impone las manos y unge a los enfermos, mientras sus familiares y la comunidad cristiana, con gran espíritu de fe, ora e intercede por ellos. 

Efectos del Sacramento de la Unción de los Enfermos. 

«Por medio de la imposición de manos del sacerdote, la unción con el óleo y las plegarias, se da una nueva gracia... La Unción de los Enfermos da una particular consolación y gracia a quien está cerca de la muerte. Lo prepara para afrontar este momento final de la vida terrena con fe viva en el Salvador resucitado y con firme esperanza en la resurrección» (San Juan Pablo II, Wellington, Nueva Zelanda, 1986).




Fuentes: